PAREIDOLIAS


  La pareidolia (derivada etimológicamente del griego eidolon: "figura" o "imagen" y el prefijo para: "junto a" o "adjunta").

  Es un fenómeno psicológico consistente en que un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible. Una explicación de este fenómeno conforme al funcionamiento del cerebro, es descrito por Jeff Hawkins en su teoría de memoria-predicción.

  Según el autor, "El papel de cualquier región del córtex (Parte del cerebro que realiza la predicción) es averiguar qué relación hay entre sus entradas (inputs), memorizarla y usar esa memoria para predecir cómo se comportarán las entradas (inputs) en el futuro".

  En nuestro ámbito puede darse muchas veces este tipo de fenómenos en el cual el cerebro busca formas conocidas para sí en lugares y cosas que quizás no lo tengan. Así puede interpretarse, erróneamente, una mancha de humedad en una pared que el cerebro interpreta como un cara, como un fenómeno paranormal.

  En estos casos aquella mancha o forma debería tener algún otro tipo de respaldo para considerarse un fenómeno inexplicable, tranformaciones, mancha sin un origen determinado, rasgos faciales muy detallados, o en casos mejores obtención de otro tipo de evidencia audible o filmica del lugar en que se origina.





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BÉLMEZ, 40 AÑOS SIN RESOLVER

  Uno de los casos mas reconocidos de fenómenos en forma pareidolias son las famosas "Caras de Bélmez" en Bélmez de Moraleda, España. Que han sido analizadas e investigadas durante años, y aunque muchos le otorga el título de paranormales, tantos otros las catalogan como fraudulentas.

  La primera noticia sobre el fenómeno apareció publicada en un diario local en noviembre de 1971 y fue en lo sucesivo tratada profusamente por los medios de comunicación de la época. Una vecina de Bélmez, María Gómez Cámara, aseguraba que el 23 de agosto de ese mismo año advirtió mientras cocinaba en el suelo de cemento de su cocina, una gran mancha con forma clara de rostro humano y salió a avisar a sus vecinas, cinco días más tarde se raspó la supuesta cara y el albañil Sebastián Fuentes León echó yeso sobre la misma. Sin embargo, siempre según las declaraciones de los protagonistas, reapareció días más tarde. 

  Era un rostro aparentemente de varón, con los ojos y la boca abiertos y unos largos trazos oscuros a modo de bigotes. En los días siguientes aparecieron en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa nuevos rostros que se añadieron al inicial, que aparecían y desaparecían, se desplazaban o se transformaban en otros, en un continuo movimiento que habría continuado en mayor o menor medida hasta hoy día...

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