LA PLATA: IMPRESIONES PERSONALES


  Hola a todos, ya en la investigación de Ituzaingo hemos escrito sobre las impresiones personales de uno de nuestros investigadores. Hoy, después de una gran actuación en La Plata, y con mucho material que revisar. Les volvemos a contar algunas vivencias dentro de una casa que no dio respiro...

  Relatado por el investigador Hernan Martinez, este material no es tomado como evidencia. La idea, solamente, es contar lo que el miembro del grupo pudo llegar a sentir en uno de los tantos momentos dentro de la investigación:

  "Me encontraba sentado en el brazo de uno de los sillones de la casa, Guillermos y Ariel estaban realizando una sesión de EVP en el baño con algunas señales de los medidores K-II como respuesta.
  Estaba en el centro de la casa, tenía vista 360 de varios de los ambientes, living, comedor, baño, las escaleras que daban a un altillo perdido, y una de los dormitorios.
  Con pocos equipos en mano, mis sentidos se encontraban atentos a lo que pasara, cuando de golpe comencé a sentir una sensación algo extraña delante mio, algo o alguien estaba caminando por delante de mí, iba y venía del comedor al baño. Alguien invisible ante los ojos. 
  El corazón se salio de sus cabales, a un ritmo inalcanzable no dejaba de retumbarme en los oídos. Y una breve pero sentida sensación de cosquilleo que recorrió toda mi espalda, hizo que me enderezara en el asiento. 
  Miré hacia atrás y nadie, lo mismo hacia los lados y frente. 
  Pum, pum, pum!! Tres golpes sobre la mesa que descansaba en el comedor de la casa, luego silencio y solo silencio...

  Después de un rato de lo que había sentido en ese rincón del lugar, me dirigí hacia el negocio familiar que se encuentra adyacente a la casa. Con uno de los integrantes de la familia que nos convocó, nos adentramos en la total oscuridad.
  Fue una sesión psicofónica tranquila, sin sobresaltos, pero hice una pregunta que habrá llamado la atención a alguien allí: ¿Estas enfermo? 
  En ese preciso momento el estómago me envolvió de dolor, pero seguimos a pesar de ello. Dolor, sudor y otro cosquilleo en mi espalda fueron las señales justas para comenzar a dejar el ambiente.
  Ya en el exterior todo desapareció, como si el dolor proveniese del mismísimo negocio, al dejarlo atrás lo dejé a él..."